El cielo para unos cuantos y el infierno para la mayoría. Puede ser un eximio futbolista con una urgente necesidad de retornar al país por un tema laboral. Pero, lamentablemente eso no es óbice para zurrarse ante el pueblo peruano y llegar a Lima libre como el viento y con su novia y tres acompañantes más.
Este es el caso del Jefferson Farfán quien no obstante el cierre de fronteras en el país por la pandemia. No tuvo contratiempo alguno en regresar al suelo patrio en tiempo récord.
Mientras tanto una mayoría de peruanos por el mismo tema familiar y laboral están varados en el país de estadía.
Es que no tienen “la varita mágica” que se maneja el ariete peruano. Qué lástima!!!!!!!!!