En tiempos del avance criminal de la pandemia del coronavirus en el mundo y el Perú, una cantante peruana llamada Ammy Gutiérrez fue llevada de emergencia a un hospital debido a una infección urinaria.
Un par de buenos policías se encargaron de su traslado de emergencia. Hasta allí todo perfecto. Sin embargo, cuando la paciente ya estaba muy bien instalada y atendida en una cama del nosocomio, resulta que se dio cuenta que solo llevaba su celular más no, el cargador. ¡Qué catástrofe!
Felizmente, a ruegos de su señora madre, desde su casa pidió por celular a los custodios que la ayudaron a que, vuelvan del hospital a su domicilio a recoger su ropita y su cargador de la artista. (¿?)
¡No Señor! Eso no puede ser. El Perú se debate en una de sus peores tragedias sanitarias, que requiere de la atención irrestricta de policías, militares, médicos, en fin. Y los nobles custodios por más buena fe que tengan, se fueron a hacer de mandaderos de la niña.
Nadie desdeña la atención de emergencia que requirió la artista pero hacer de mandaderos a los custodios del orden no tiene nombre. Bueno, sí tiene nombre; ¡Esn una conchudez! Con todas y cada una de sus letras.
Muy lamentable, pues los señores custodios fueron sorprendidos en su buena fe y acataron ese pedido sin remilgos de ninguna clase.